Pelota pilates: por qué una fitball puede ser mejor para tu salud que una silla de oficina

 Pasas muchas horas sentada en una silla y has asumido que el dolor de espalda es el precio a pagar. Pero no tiene por qué ser así: solo tienes que cambiar tu silla por una ‘fitball’.

·Estas pelotas, recomendadas por muchos fisioterapeutas, mejoran la postura y tonifican los músculos.

Ni la cama, ni la mesa de la cocina ni el sofá: el mueble que mejor conocemos es la silla de nuestra oficina, con sus manchas, sus reposabrazos que no se suben ni a pulso y esos agujeritos al final del respaldo, que nadie ha sabido explicar cómo aparecieron. Pero, desde que comenzó la cuarentena y hemos cambiado nuestra silla ergonómica por un taburete cualquiera desde el que trabajar, hemos tomado conciencia de que, efectivamente, no todas las sillas son iguales.

Las hay más bonitas, más prácticas, de cuero o de plástico, negras o blancas… pero, al final, prácticamente todas acaban haciendo estragos en nuestra espalda. Nuestra apuesta para mejorar la salud de tus hombros, espalda y lumbares es una ‘fitball’, una de esas pelotas enormes que se usan en las clases de pilates y que prometen fortalecer tus músculos y corregir tu postura mientras estás sentada.

Instrucciones de uso

Estas grandes pelotas son la recomendación de muchos fisios, que animan a su uso durante esas horas de trabajo para mejorar la salud de tu columna. En general, estos objetos ayudan a la rehabilitación y evitan lesiones, mientras fortalecen tus músculos: son una de las mejores alternativas para combatir el sedentarismo en la oficina.

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Este tipo de pelotas son baratas y fáciles de encontrar. En internet y tiendas de deportes podemos encontrarlas por unos 20 euros. Existen distintos tamaños, y es importante que las probemos y nos hagamos con una que se adapte bien a nuestra complexión: siéntate sobre ella y comprueba que los pies quedan completamente apoyados en el suelo, con las rodillas en un ángulo de 90 grados.

Una vez la hayamos conseguido, llega la hora de hincharla. Y aunque las ‘fitball’ se pueden inflar en casa, con una bomba pequeña, lo mejor es que, si podemos, nos la llevemos ya preparada desde la tienda, para ahorrar tiempo. Una vez la tengamos en casa, hay que aprender a sentarse sobre ella. Porque no, la ‘fitball’ no hace milagros: tiene detrás una técnica que, pese a ser muy intuitiva, debemos conocer para hacernos eco de todos los beneficios que promulga.

¿Cómo sentarse?

Los fisioterapeutas recomiendan sentarse en la pelota siguiendo estas pautas: las caderas y las rodillas deben formar dos ángulos de noventa grados y, además, debemos poner la espalda recta (como si tirasen de una cuerda desde la coronilla, tensándonos), evitando encogernos ni echar hacia adelante los hombros. A su vez, estos deben estar rectos y separados del cuello, a ser posible con los codos también en ángulos de noventa grados. Verás que la ‘fitball’ te obliga a adaptar esa posición, porque cualquier otra te hará perder el equilibrio y caerte. Poco a poco, dejarás atrás esa manía tan nociva de cruzar las piernas y notarás tu cuerpo más tonificado.

 No solo debemos hacernos con una ‘fitball’ que se haga a nuestro cuerpo, sino que además debemos conseguir que nuestra mesa esté a una altura que nos permita escribir o teclear en esta posición y mejorar nuestra postura. Pero eso no llega del día a la mañana, y usar esta pelota en lugar de una silla exigirá un proceso de adaptación. No desesperes el primer día: es normal que a la mañana siguiente nos levantemos con agujetas, ya que tu musculatura nota un esfuerzo extra que no hacía con la silla. Por eso, lo más recomendado es usarla poco a poco, alternando la pelota con el asiento habitual e incrementando el tiempo que pasamos sobre la ‘fitball’ conforme van pasando los días.

Sus beneficios

Es una tendencia más, pero tiene muchos más adeptos que otras modas que proponen métodos alternativos para sentarse. ¿Y eso por qué? Quizás influya que lo hayamos visto en oficinas tan punteras como las de Google, o que es mucho más divertida que cualquier otra forma de trabajar. De hecho, hay fisioterapeutas que las recomiendan en los colegios, donde los niños pasan alrededor de 8 horas diarias sobre sillas que acaban por destrozar sus columnas.

Lo cierto es que el cuerpo necesita movimiento, y esta es una forma de integrarlo en el día a día de cualquier oficina sin necesidad de hacer muchos cambios. Con esta pelota, la columna se readapta a la posición, y toma una postura que dista mucho del sedentarismo de la silla: estabilizamos la columna, trabajamos la musculatura y, además, liberamos presión sobre la zona lumbar. ¿Alguien da más?