Lo sabían y se beneficiaban de ello las culturas antiguas: hay aromas que relajan y otros que estimulan o despiertan los sentidos y benefician la salud y el estado de ánimo.
Aromas diseñados para estimular el sistema nervioso y centros neuronales de las emociones. Mediante la inhalación de los aromas inyectados en los circuitos de las duchas de hidroterapia, de los baños de vapor, en vaporizadores ambientales o junto a las piedras de una sauna, se consiguen sensaciones de relajación, de estimulación, de bienestar, o de frescor y limpieza. Los aceites esenciales de nuestros aromas no conservan sólo el perfume sino también las propiedades curativas de las plantas, para mejorar la salud, la belleza y ayudar a sanar problemas psicológicos o emocionales.
Desde que René-Maurice Gattefossé acuñara el término aromaterapia hace un siglo, los estudios realizados sobre los aceites esenciales y su aplicación en la salud y el bienestar en general, nos permiten en la actualidad beneficiarnos de los efectos positivos de los distintos aromas, con fundamento científico.