La oxidación es imposible con agua hidrogenada.
Si hacemos la prueba veremos que el hierro sumergido en agua normal se oxida, mientras que en agua hidrogenada no. Un 70% de nuestro cuerpo es agua, en la que se sumerge el 30% restante. El aporte de electrones del agua hidrogenada reducirá nuestra oxidación.
Al ser mucho más pequeño que otros antioxidantes, el hidrógeno es capaz de penetrar en el núcleo de las células, protegiendo el ADN del ataque de los radicales libres.
Asimismo el hidrógeno es uno de los pocos antioxidantes capaz de atravesar la barrera hematoencefálica y por ello es antioxidante en el cerebro.
La fórmula del agua no cambia sino que cada molécula de hidrógeno (H2) que incorporamos hace un enlace iónico con 6 moléculas de H2O, con lo que obtenemos agua con hidrógeno disuelto. Estos enlaces son lo suficientemente fuertes para que el hidrógeno pase a la sangre junto con las moléculas de agua y llege hasta las células, donde el hidrógeno se libera y queda en disposición de reaccionar con los radicales libres, neutralizándolos.


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