RELACIÓN ENTRE MICROBIOTA vs MÚSULO

Cuando hacemos referencia a una persona envejecida, es porque la percibimos más torpe, menos autónoma, que se fatiga con mayor facilidad, y su actitud postural es inestable e incluso hace comentarios que no son acorde con ella misma o la conversación.

En la pérdida de autonomía física tiene un rol preponderante la sarcopenia que consiste en la pérdida de función del músculo esquelético y la pérdida de la cantidad de masa muscular. 

Detrás de la sarcopenia, encontramos una inflamación sistémica no resuelta, una bajada de la eficiencia del sistema inmune, resistencia a la insulina y el consiguiente exceso de radicales libres (estrés oxidativo) que este bucle genera.

La sarcopenia aumenta el riesgo de caídas, fracturas, pérdida de densidad mineral ósea y el aumento de enfermedades agudas de manera repetida de las personas mayores, en resumen, sarcopenia es sinónimo de pérdida de autonomía física y también cognitiva.

Como os decía, es propio del envejecimiento, aunque últimamente, este proceso adelanta su aparición en personas cada vez de menor edad. Un estilo de vida poco activo, la mala calidad del descanso nocturno, comer gran cantidad de alimentos ultraprocesados y comer con una ventana de alimentación superior a las 12h es un caldo de cultivo que potencia el desarrollo del envejecimiento del organismo.

En este artículo quiero reflexionar sobre la relación que existe entre el estado de la función muscular con el equilibrio en la microbiota y como esta relación afecta a la aparición del envejecimiento. Para ello me basaré en la revisión publicada en la revista Nutrients (2019). “Gut Microbiota, Muscle Mass and Function in Aging: A Focus on Physical Frailty and Sarcopenia”

Disbiosis intestinal: inductor de la sarcopenia y la fragilidad

La alteración del equilibrio de la microbiota intestinal (disbiosis), inicialmente, da lugar a inflamación no resuelta a nivel del intestino pero que a la larga mediante la sobreexcitación del sistema inmune se transforma en sistémico. En cuanto al músculo esta inflamación sistémica afecta a la sensibilidad del músculo para captar la insulina y lo induce a una resistencia anabólica que acaba provocando su pérdida de función y de la capacidad de generar nuevo músculo.

La alteración de la microbiota, con el sobrecrecimiento de bacterias proteolíticas o enterobacterias, provoca el aumento de lipopolisacáridos que activan el sistema inmune generando una respuesta inflamatoria. Si esto no es resuelto, es cuando entramos en una inflamación constante (inflamación sistémica de bajo grado).

Paralelamente, el aumento de lipopolisacáridos, por crecimiento de bacterias patógenas promueve una alteración en la producción ácidos grasos de cadena corta (SCFA’s) que proporcionan energía a la pared intestinal y a las propias bacterias contribuyendo en el mantenimiento del equilibrio de la microbiota. A su vez, aumenta la cantidad de bacterias productoras de sulfuro, de aminas y metabolitos como el amoniaco en el intestino que está relacionado con el aumento de miostatina en el músculo. El aumento de este señalizador muscular reduce la capacidad del músculo de regenerarse y promueve la pérdida de eficiencia del músculo (Sarcopenia).

Los cambios en la microbiota debidos al envejecimiento

En personas mayores de 70 años es común encontrar cierto grado de disbiosis, que como comentaba antes, se asocia con la inflamación de bajo grado, permeabilidad intestinal y, en consecuencia, la entrada de partículas que no deberían al torrente sanguíneo.

Esto hace más vulnerables a las personas mayores frente a posibles infecciones agudas, pero también, este estado proinflamatorio es el que induce su pérdida de autonomía física, agilidad física y mental y el deterioro cognitivo.

Como vemos el envejecimiento está muy relacionado con la relación músculo – intestino, debido a que una alteración por mucho tiempo de la microbiota intestinal repercute negativamente en la función del músculo esquelético y en la cognición. En la segunda parte de este artículo haré hincapié en cómo esta alteración de la relación intestino – músculo provoca que encontremos personas con una edad biológica que no corresponde con su edad cronológica.

(Parte 1)

Jordi García
Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte (Barcelona). L
PF Certified Trainer. Postgrado en Psiconeuroinmunoen- docrinología (PNIE).
Master en Medicina, Nutrición y Terapia Ortomolecular